jueves, 18 de abril de 2013

Maestra. no quiero aprender la "p"

Consuelo J. Velásquez 

No puedo quedarme dormido, doy vueltas en la cama, miro el techo, le cuento los agujeros, por donde se mete la luna y el agua cuando llueve. Me volteo y me asomo para ver los zapatos nuevos y el uniforme colgado en el clavito. Esta noche es lenta como la noche que se llevaron a Pedro, mi hermano, tengo un susto en la barriga y tengo miedo de aprender la ¨P¨.

Cuando llegamos esta tarde, mi mamá entró rápido para la cocina, montó la perolita del café con un poquito que había quedado de la mañana, se lo tomó, se puso las manos en la cabeza, se apoyó en la pared y rompió a llorar; siempre llora después de tomar café. Entró la señora Blanca.

¿María cómo dejaste a Pedro?
Bien, dentro de lo posible-, le contestó mi mamá, secándose la cara con el trapito de agarrar las ollas. Buscó en el cuarto el pantalón, la camisa del uniforme y la plancha, mientras la señora Blanca le hablaba. 
¿Y eso, por fin le pudiste comprar el uniforme?
Sí, por fin le pude comprar el uniforme, mañana le toca ir para la escuela, vamos a ver si la maestra lo aguanta-, le respondió mi mamá.

Seguramente, cuando mi mamá me fue a inscribir, se lo dijo a la maestra, que yo era insoportable, que todo el día me la pasaba en la calle jugando pelota, porque ella siempre me dice que me gusta lo malo, que salimos igual a mi papá.

-¡Vamos a ver si a este le gusta estudiar!.., y no se escapa de la escuela para ir a matar pájaros, como hacía Pedro.

La señora Blanca me puso las manos en la cabeza, me sacudió los cabellos y comentó en voz baja:
- ¡ Estos muchachos sí que echan vaina!-, y se fue.

Mientras mi mamá planchaba yo recordaba lo que mi hermano me había dicho en la mañana: Chamo, mañana vas pa` la escuela, ¡qué arrecho! Se puso como triste, se calló un ratico y después me contó:

- “A mí me gustaba la escuela; siempre que pasaba por allí me quedaba viendo a los muchachos jugando en la cancha. La noche antes de ir a la escuela estaba contento, mi mamá me había planchado el uniforme y tenía zapatos nuevos, me tocó la maestra LUISA ¡ Maestra p`arrecha! 

¡Mira tú, métete la camisa por dentro, amárrate las trenzas y ponte en la fila!
¿Yo?
¡Sí, tú!

Todos los días, antes de entrar al salón, se paraba como un soldado... bueno, después de hablar y reírse con los otros maestros, se ponía seria y comenzaba a dar gritos.

-¡ Pedro cállate, haz la fila! ¡Métete la camisa por dentro, amárrate las trenzas! ¡ Mira mijito deja de hablar! ¡ No van a entrar hasta que no se callen y formen como es debido!

Después, en el salón, llenaba la pizarra de letras y decía:
-¡Saquen el cuaderno, el lápiz, y copien!

Al salir, se paraba en la puerta y nos decía:
- ¡A ver si mañana hacen algo, hoy se portaron malísimo! ¡ Tú, Pedro, eres un desastre, a ver si te acomodas!

Repetí el primer grado, no aprendí a leer, ni a escribir, ni a copiar. La maestra siempre le mandaba notas en el cuaderno a mi mamá: “El niño no sabe leer, el niño no quiso hacer nada, el niño no se supo la lección”.

Al principio, se las enseñaba a mi mamá, pero como me caía a palos, después, arrancaba la hoja. Una vez la maestra le mandó un mensaje: “Ayude al niño con las lecciones”. Esa no la arranqué, pensé que me podía ser útil. Cuando logró descifrar el mensaje, -porque mi mamá no sabe leer muy bien que se diga-, se sentó conmigo y una tabla en la mano.

-Mira Pedro, por lo menos apréndete la “P” de Pedro, o la de palo, el que vas a llevar si no prestas atención.

Y eso fue verdad, he llevado el palo parejo.
Esa “p” me ha atormentado la vida.
Peleas, Policía, PTJ, Putas, y todo por la “P”.
Por “P” de ¡Pendejo!
Por no querer estudiar,
por “P” de Parrandero, de Peleador, 
ahora me toca pagar con “P” de Preso.

Pedro se había quedado con todas las ilusiones de la vida, allí trancado, pero ahora sin la “P” de poder salir.

Maestra, ¿Será que yo voy a ser como Pedro? ¿Y, usted, como su maestra..., que nunca vieron nada bueno en él y él nunca vio nada bueno en la Escuela?

Ahora, montado en mi cama, agachándome a cada rato para ver mis zapatos nuevos y volteando a ver mi uniforme colgado en el clavito, pienso en usted... ¿Será que me va a recibir con una sonrisa cada mañana?.... Que me tome de la mano cuando esté perdido, que me abrace cuando me vea triste o cuando logre descubrir que me encanta aprender... ¿Será maestra, que usted tenga para nosotros un hermoso salón, lleno de cuentos, libros bonitos y figuras en la pared?... Me dejará usar mis colores nuevos, podré pintar mi casita, mi mata de mango y mi perrito. Maestra, será que tú le escribirás a mi mamá para decirle:

“Cada día el niño aprende algo nuevo.
La felicito señora, tiene un hijo maravilloso”.

Maestra, ¿Será que me encontraré en la cartelera mi nombre, mi foto con una palabrota “BIENVENIDOS NIÑOS”, amantes de la buena lectura, trabajadores, estudiosos, prósperos, productivos, participativos? Así conoceré otras palabras por “P”, y conoceré la “S” de solidaridad, de sabiduría: la “L” de libertad y la “F” de felicidad...!!

¡Buenas noches maestra, hasta mañana!

En memoria de Daniel
a quien le mataron su cuerpo,
quince días después
de salir de la cárcel,
y le asesinaron su espíritu,
mucho antes.

A los padres,
a los maestros, 
con el propósito de que abonen la tierra,
siempre con palabras dulces
en sus corazones;
arranquen con cuidado la maleza,
y rieguen con sabiduría
las bondades de los niños.
¡Ellos son maravillosos!



Cualquier palabra, estaría de mas.
Gledys Pérez

De que vuelan, vuelan

Yo no creo en espantos, pero debo confesar que me ha costado bastante no creer en ellos. Es verdad que en mis noches de niñez  algo que las marco fue el miedo a que me “apareciera” algún fantasma,  y es que habían cosas que matizaban ese miedo, los incontables capítulos que solía ver de manera masoquista del programa “Archivos del mas allá” era una de esas, eran historias asombrosas entre la realidad y el más allá que podían ocurrirle a cualquiera, y el saber que podían existir me quitó el sueño muchas veces.
En las películas, las historias son más asombrosas que nunca, y los seres sobrenaturales que las protagonizan no permitirán que distraigan tu atención fuera de la pantalla. Nuevos espíritus y presencias fantasmales están listos para dejarse ver y sólo aquellos espectadores que sean lo suficientemente valientes para presenciar lo temible, podrán vivir esta experiencia… O al menos eso es… “Lo que la Gente Cuenta".
Pero, ¿qué ocurre si alguien que conoces te cuenta una historia de estas vivida por él? El miedo por películas o series no es lo que sorprende, sino situaciones que de verdad merecen atención y que son las que han generado en mi la duda de su existencia.  Son cosas de la vida real, cuyos protagonistas son cercanos. Cada quien cree si quiere. Cada historia ha de tener su protagonista, y ellos su verdad… Yo lo que se, es que deberíamos tener cuidado, jamás entrar a una casa hecha de dulces porque, de que vuelan, vuelan.
Gledys Perez

jueves, 14 de marzo de 2013

Una mirada desde la Torre de David

Catorce vigilantes, una peluquería, dos talleres de costura, 852 familias, 1.560 niños, 232 extranjeros, 28 de 45 pisos habitados, un "delegado" por piso, 121 mil metros cuadrados de construcción, estacionamiento con nueve niveles para carros y un décimo nivel para las motos, librería, iglesia, cyber, nueve bodegas... Desde afuera lo que se percibe es caos, pero adentro, es el orden lo que prevalece en la Torre de David, el edificio invadido más grande del mundo y ganador de un "León de Oro" en la Bienal de Arquitectura de Venecia este año. 

La implementación de reglas de convivencia y de un orden estricto en un lugar que concentra habitantes de todos los barrios de la ciudad y en donde en los primeros días muchos usaban sus pistolas para tocar la puerta, ha sido esencial para hacer llevadera la existencia y para que la invasión se mantenga luego de casi cinco años. 

Aunque aquel 17 de octubre de 2007 las familias que participaron en la toma fueron casi dos mil, hoy su número se ha reducido y está estrictamente controlado debido al peligro de una sobrecarga eléctrica: 852 familias habitan hoy este edificio (el bloque A está habitado hasta el piso 28 y el B hasta el 19).

Cientos de personas abandonaron la invasión en los primeros días porque no aguantaron la rutina de carpas y colchonetas, un baño para todos, comida fría y rodeados de basura, ratas, escombros y tuberías tapadas en un edificio sin luz ni agua, abandonado desde hacía quince años y tomado por un puñado de indigentes. 

Gladys Flores, una de las "fundadoras", dice que ellos ya se ganaron su techo: "Estuvimos meses sacando carretillas de escombros, tuvimos que destapar cañerías que no habían sido usadas en 15 años y luego acondicionar y construir en cada piso, pues la torre nunca terminó de construirse". 

Las instalaciones eléctricas debieron hacerlas ellos mismos, y al año ya habían regularizado el servicio luego de pagar una deuda de 76 mil bolívares a Corpoelec. Con el agua no han tenido tanta suerte, pues Hidrocapital exige el pago de una deuda de más de Bs. 400 mil. Lo que han dispuesto para este servicio es un sistema con tres bombas para cada torre, una tubería que sube hasta el piso 28 y una manguera en cada piso. Cada familia paga una mensualidad de ciento cincuenta bolívares para pagar la luz, la vigilancia y las cuatro cuadrillas que atienden la torre. 

Para Mayte Mota pegar bloques y destapar cañerías no fue tan difícil como cambiar la mentalidad de la gente. Ese ha sido el gran esfuerzo: lograr convivir sin tantos problemas, acabar con los robos, hacer que la gente no tire basura por la ventana, pague sus cuotas o no le suba el volumen a la música. 

Cuando se le pregunta por las quejas vecinales en cuanto a que la invasión ha hecho crecer la inseguridad de la zona, Flores piensa antes de contestar: "Bueno, nadie es tonto y yo no voy a tapar el sol con un dedo. Pero hemos hecho un esfuerzo tremendo de depuración, a nosotros tampoco nos conviene vivir con delincuentes. Y fíjate que cuando hicieron ese allanamiento en abril entrando por el techo porque supuestamente aquí estaba el embajador secuestrado (de México), se metieron en todos los apartamentos y no consiguieron ni siquiera armas, como reconoció el ministro Tareck" (El Aissami). 

Saben que son mal vistos por todos, incluso por los consejos comunales de la zona. Adolfina Noriega, quien vende bollitos en la parroquia y viene del barrio 1 de Mayo (La Vega), cree que ellos son la expresión de un problema social que nadie quiere ver, pero la torre es demasiado visible y por eso molesta: "Hay gente que de verdad no tiene donde vivir, que pasa por cosas que ni te imaginas". 

Todos los critican pero pocos los visitan. Ni siquiera el gobierno, con cuyos funcionarios no han tenido ningún contacto, a pesar de que el presidente Hugo Chávez ordenó el 8 de julio una inspección de la torre. Ellos le entregaron una carta a la Vicepresidencia el 16 de agosto diciendo que estaban de acuerdo con la inspección, pero todavía aguardan respuesta. 

Pero dentro de la torre los afiches de Chávez son tan abundantes como los precipicios. Lo explica Flores: "Ojalá hubieran puesto ascensores, ojalá nos hubiesen ayudado a terminar la fachada. Pero nos han dejado permanecer aquí, eso no lo hubiera hecho otro gobierno. Por eso tiene nuestra gratitud". 
Texto original de Javier Brassesco 

lunes, 25 de febrero de 2013

La calle: una selva de cemento.

17 de febrero. Matan a funcionario del CICPC. Policía numero trece en lo que va de año que es abatido por el hampa en la ciudad de Caracas. Poco a poco nos estamos convirtiendo en una selva de cemento, y como dice la canción: y de fieras salvajes cómo no...
13 policías, 13 familias afectadas. Un conteo limitado a una ciudad, y a policías; siendo Venezuela galardonado como el país con mas muertes violentas al día, saqué usted mismo su aproximado de cuantas habrán al cabo de por lo menos un día en el territorio nacional... Pero, ¿que importa? Es mas importante para el acontecer nacional que ha pasado con nuestro Presidente, si tiene o no una cánula traqueal, si esta aquí  o esta allá "..." 

Silencio.-
Un minuto de silencio por eso. Por la credulidad que nos caracteriza. Pague usted un escolta señor ministro no vaya a ser que le suceda algo. Mientras, aquí en la calle seguimos sobreviviendo, a nosotros no nos importa que su gobierno se haga la vista gorda ante nuestra realidad. Nunca nos ha molestado. Y a los que si, bien pueden marcharse del país,  ¿verdad señor vice-ministro?
....
Como lo expreso Yordano: ...Por estas calles la compasión ya no aparece y la piedad hace rato que se fue de viaje... tu mejor cuídate de las esquinas, no te distraigas mientras caminas.

Las muertes ya son solo una suma, un balance, un promedio cada fin de semana. 
...¿Cuantas serán necesarias para darnos cuenta que ya han sido demasiadas?...



25 de febrero. Solo 8 días después son 17 los policías abatidos y la cifra de muertes rojas solo en el mes de febrero en la ciudad de Caracas se ubica en 431.


Gledys Pérez
Reservados los derechos de autor.